domingo, 12 de diciembre de 2010

INMIGRACIÓN, LIBRE MERCADO Y CARIDAD

Hace poco (el 21 de Noviembre) participé en España en el XII Congreso de Católicos y Vida Pública, de la Universidad de San Pablo, Madrid. Mi ponencia fue “La caridad social”. En una parte de mi ponencia dije lo siguiente. He subrayado especialmente algunas frases.

“….la crisis internacional del 2008 ha implicado en los EEUU una casi estatización masiva del mercado de capitales, cuando es la propia Reserva Federal la que causó y causa las crisis (1), y han recrudecido en Latinoamérica, antes y después de la crisis, los llamados socialismos del s. XXI. Ante estas circunstancias, no sólo basta recordar la necesidad de las inversiones para la disminución de la pobreza, sino también las condiciones de libertad de entrada al mercado, sobre todo en un mundo supuestamente globalizado pero sin embargo cerrado. Hablamos de solidaridad internacional focalizando nuestra atención en organismos tales como Fondo Monetario y Banco Mundial, pero dichos organismos, al trabajar directamente con los gobiernos, son parte del problema. La cuestión es la libre entrada de personas y de capitales. Ello sí se corresponde coherentemente –aunque no decimos sea la única solución- con la sensibilidad cristiana al emigrante, al refugiado, a los terribles sufrimientos de millones y millones de personas que huyen desplazados por espantosas guerras, genocidios y condiciones infrahumanas de vida. La atención de esas personas, ¿no tiene que ver con la caridad social? Entonces hagamos propuestas posibles y realistas. No parece realista que proclamemos nuestra caridad para con el inmigrante y al mismo tiempo cerremos nuestras fronteras. Pero la libre entrada y salida de capitales y de personas no es una autoinmolación de la propia región. El libre comercio internacional no es un juego de suma cero o negativo, es un sistema donde cada persona, aportando libremente su trabajo al mercado, en igualdad ante la ley y sin los privilegios del estado asistencial, aumenta el nivel de vida de todos, porque toda acción en el mercado, en esas condiciones, es una inversión. Vengo de un país que es prácticamente un desierto de aproximadamente unos 3.700.000 km cuadrados. ¿No sería un acto de verdadera caridad que millones de seres sufrientes encuentren refugio en esa tierra? Pero no, permanece cerrada incluso para sus propios habitantes, porque la opinión pública de gobernantes y gobernados cree que la economía es como una torta fija de recursos que si aumenta para uno disminuye para otro. Pero ello no es así en un mercado abierto a la creatividad de las inversiones en igualdad ante la ley. Por ende, una magnífica oportunidad de conjugar la caridad con la escasez, el don con el mercado, sería decir: vengan, esta es su tierra con sólo pisarla y trabajar, sin privilegios, sin subsidios, en igualdad de condiciones con los demás. ¿No resuena en nuestros oídos que “…no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (2)? Pues bien, ¿no sería una traslación, aunque opinable, de ese espíritu a nuestro orden social, abrir las fronteras en un libre mercado? Hago estas preguntas porque si hablamos de caridad, y la queremos aplicar al orden social, los laicos debemos ser críticos de las estructuras existentes y valientes en nuestras propuestas concretas, aunque conscientes, por supuesto, que nada de lo que propongamos se deriva directamente del depositum fidei. Pero sí de nuestra sensibilidad cristiana. Millones y millones de seres humanos luchan por sobrevivir en condiciones infrahumanas en regiones destruidas por guerras y autoritarismos de diversas especies. Sabemos de ello pero parece que nada podemos hacer, excepto recurrir a complicados esquemas de ayuda internacional a través de organismos estatistas como los nombrados que parecen eximirnos de nuestra responsabilidad personal para caer en nuevas formas de racionalidad instrumental, mientras se siguen fomentando las ideas de estado-nación y odio al extranjero. Pero no, ya no debe haber extranjero. La mirada al otro en tanto otro, la mirada al otro desde el buen samaritano, implica que el otro es ante todo un ser humano que requiere nuestra mirada de igual a igual. “Para el cristiano –dice Edith Stein- no hay personas extrañas” (3). Pues bien, aunque la intensidad de la caridad de esas palabras no se pueda plasmar en las limitaciones de la ley humana (4), al menos sí podemos hacer que esta última borre las diferencias de fronteras y borre también las nuevas marginaciones y esclavitudes que producen un papel con el sello de “extranjero” colocado por la racionalidad instrumental de los estados-nación.
He dicho todas estas cuestiones consciente de que tal vez produzcan alguna polémica pero consciente, a la vez, de que temas como la caridad pueden ser tan amplios que finalmente no terminamos diciendo nada, y especialmente nada para el mundo no cristiano. Soy laico, y corresponde a mi estado laical criticar, proponer y sugerir, a título personal, consciente de mi falibilidad, de lo opinable frente al depositum fidei y así salir al ruedo del mundo contemporáneo al mismo tiempo que protejo de mí mismo a mi santa e inmaculada Iglesia”.

Notas:

1) Ver la teoría austríaca del ciclo económico, fundamentalmente en Mises, L. von: The Theory of Money and Credit (1912), Liberty Fund, 1981, y La Acción Humana, (1949), Sopec, Madrid, 1968, caps. XX y XXXI.
2) Ga 3, 28.
3) Citado por Theresa a Matre Dei en su libro Edith Stein, En busca de Dios, Verbo Divino, Pamplona, 1994, p. 224.
4) Nos referimos a estas palabras de Santo Tomás: “. . . la ley humana se establece para una multitud de hombres, en la cual la mayor parte no son hombres perfectos en la virtud. Y así, la ley humana no prohíbe todos los vicios, de los que se abstiene un hombre virtuoso; sino sólo se prohíben los más graves, de los cuales es más posible abstenerse a la mayor parte de los hombres, especialmente aquellas cosas que son para el perjuicio de los demás, sin cuya prohibición la sociedad no se podría conservar como son los homicidios, hurtos, y otros vicios semejantes” (I-II, Q. 96, a. 2).

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero como gaby y aca me dejaste desconcertada, donde quedo la conducta liberal donde dice que la caridad la hagan los que tengan ganas de hacer caridad con los desocupados y desamparados pero que esto no caiga en las espaldas de todos. No se puede conjugar la biblia y las doctrinas de Jesus con el liberalismo. Ojo eso creo. Ademas no se si molesta que entren los inmigrantes, lo que molesta o al menos a mi me molesta es que vienen a exigir y que por ser extranjeros les dan mientras que hay muchos argentinos sufrientes tambien que no pueden obtener nada. Y otra cosa que me molesta es que no se quieren adecuar a la vida del pais en el que estan viviendo y ojo esto no solo aca sino que en este momento estoy recordando lo que paso en europa (francia hace unos años atras por ejemplo) Y tampoco creo justo que estos inmigrantes que entran al pais trabajen por centavos porque obvio que el empresario los va a tomar pero no hacen mas que marcar y acentuar el trabajo esclavo. No se tengo muchas ideas cruzadas con respecto a este tema. A mi me parece que si llegas a un pais tenes que respetar sus leyes, y respetar a los que estaban antes que vos o sea a los ciudadanos que crecieron y nacieron en argentina.

Alejandro Sala dijo...

Muy bien, Gabriel!!! Vos demostrás que el mercado es un sistema donde la caridad es inherente al ordenamiento social porque sin el reconocimiento de los derechos ajenos el funcionamiento del mercado es imposible. Por lo demás, en el marco del mercado, sólo se beneficia el que hace algo por los demás. Creo claramente que el mercado es un sistema ampliamente compatible con la ética cristiana y vos los has expresado con mucha claridad.
Felicitaciones!!!!

Anónimo dijo...

Que paradoja la Argentina . Tiene abiertas las fronteras con los países limítrofes ( ni les piden antecedentes legales ) , y cerradas para el libre intercambio . Una curiosa fe en que no necesitará de los otros ( soberbia ) , unida a un empobrecimiento crónico colectivo . Un individualismo autista , en coexistencia con masas idiotizadas o clientelizadas . Y mucho malintencionado simplemente fogoneando marxismo de café . Mostrarles la pala es como mostrarle a Drácula la cruz . Saben que "el necesitado" compra ilusiones . Eso si , todos apiñados en la Capital para que "les den porque se merecen" , proclamando que no hay laburo , cuando aquí ( en el interior ) , los pequeños empresarios tuvieron que transformarse más o menos en el superhombre de Nietzsche , porque no se consigue mano de obra : ni en blanco , ni en negro , ni nacional , ni extranjera , ni extraterrestre . Total siempre habrá algún "plan descansar" para los desocupados . Si el subsidio fuera una enfermedad se llamaría corrupción social diseminada .
En este artículo expresás una excelente síntesis para estas contradicciones argentinas y mundiales .
Queda claro que no es cuestión de aplicar un sistema político determinado como quien cambia de vestimenta . Ese es el espíritu del liberalismo o como se quiera llamar , porque de alguna forma ese "espíritu" es una condición previa a todo sistema , igual que sucede con las creencias religiosas . Implica una clara posición ética y realista con el par o igual ( humildad ) . Verdadera y única igualdad : igualdad ante la ley . Ayer Kovadloff escribió "de espaldas a la ley" ( excelente , sin los tonos moralizantes que a mi me crispan ) . Viajá más seguido y tratá de pasarla bien que la vida es corta . Abrazo . M.S

Anónimo dijo...

Gabriel, muy poco oportuno tu comentario, cuando se dan circunstancias como la V.soldati. No te olvides que buena parte de la inmigración que circula en el mundo, y hacia Argentina, es la que va a buscar beneficios públicos (estatales). Es la realidad, recarga de hospitales publicos, escuelas publicas, asistencialismo politico, etc. Lamentablemente, el discurso libertario termina favoreciendo el mismo estatismo que dice combatir...O sea, la inmigración, si, pero tiene que haber reglas, leyes, no se puede transplantar población así como así de una parte a la otra, porque se generan efectos sociales que pueden ser dañinos. O sea, la realidad no es un laboratorio de slogans libertarios, es un poco mas compleja.... Y, la caridad, ... como dice el dicho, bien entendida, empieza por casa, el primer prójimo es el proximo. Saludos.Marcelo

Anónimo dijo...

“Por ende, una magnífica oportunidad de conjugar la caridad con la escasez, el don con el mercado, sería decir: vengan, esta es su tierra con sólo pisarla y trabajar, sin privilegios, sin subsidios, en igualdad de condiciones con los demás.”
Coincido plenamente con esta fórmula. Sin embargo, no estaría del todo de acuerdo si por “igualdad de condiciones” te referís solamente a “igualdad ante la ley”. Es en ese punto donde “la lotería natural” de Rawls me hace muchísimo ruido y los criterios de justicia aplicables a una sociedad que aspira a ser “lo más justa posible” los veo lejos de los postulados ultra liberales e incluso de las enseñanzas de Jesús.

Un abrazo.
Mariano

Anónimo dijo...

Lo que dificulta pensar el problema es que la igualdad no existe en la naturaleza , sólo en los sueños de utopías como la socialista . Miren sus manos : todos los dedos son diferentes porque cumplen funciones diferentes . Miren cualquier sociedad desarrollada : la división del trabajo ha creado individuos diferentes , interdependientes y no por eso "iguales" . El socialismo reduce el concepto de igualdad de oportunidades a lo material , que es lo más fácil de comprar por las mentes simples . Hoy , con el bajo continuo cultural marxista , decirle a un ser humano que tendrá que sacrificarse por sus hijos para salir de la pobreza es un insulto . No era así hace unas décadas . La gente quiere paciencia , pero la quiere ya . Sin embargo , hay que seguir esperando cada cosecha para realizar la próxima y nacer sigue demorando nueve meses . La igualdad material no existe ni existirá jamás , ni en la naturaleza ni en el hombre . Si así fuera no habría necesidad de ningún pensamiento religioso . Aunque todos partiésemos de la misma hipotética línea ( que vaya a saber como y quien la fija ) , llegaríamos a la meta ( que también habría que ver en que consiste ) muy distanciados , porque todos tenemos sueños y talentos diferentes . La única igualdad que podemos pretender en forma realista es la de tener las mismas reglas de juego para todos , también llamada igualdad ante la Ley . Y a Dios rogando pero con el mazo dando . Cualquier otra forma compulsiva de igualarnos se parece demasiado al robo y ninguna sociedad se desarrolló tolerándolo como una de las reglas de juego . M.S

Anónimo dijo...

igualdad de oportunidades... asi los individuos que se lo merecen progresaran lo que les corresponde, y asi sucesivamente.

Lo que sucede es que la idea de que el hijo del rico sea mañana pobre por que no se esforzo causa panico en la mentalidad de clase; como pensar que un "gonzales", hijo del albañil gonzalez, mañana sea rico porque fue a la universidad y se hizo cirujano.

Y lo único que garantiza la igualdad de oportunidades es la educación, que por lo tanto debe ser gratuita. Derivado de esto, la mejor a elegir.

Anónimo dijo...

Es cierto que gran parte del problema pasa por la educación . Pero la educación gratuita , de gratuita tiene sólo el nombre . Todos le pagamos la educación y la salud básica a quien no la puede pagar . Para una mejor salud y educación hay que pagar más , como todo en la vida . Nada es gratis , ni en la naturaleza , ni en el hombre . El punto es hasta que límite deben cubrirse las necesidades de las personas ¿ Qué es hoy lo básico ? Pero no me quiero salir del tema del post .

La igualdad de oportunidades no la garantiza nadie nunca . Existe un detalle llamado libre albedrío . La mentalidad de que el rico siempre será rico y el pobre será siempre pobre ( hasta sacarle al rico ) , y que ambos "son presos de una clase" es el marxismo cultural del que hablaba .
Quien quiere salir del pozo se rompe el traste y sale , ejemplos sobran , y no son excepciones heroicas como insisten aquellos que no quieren laburar . Mucha gente que termina en las villas pasa previamente por distintos trabajos en el interior de Argentina , hasta que se dan cuenta que un par de planes trabajar , más tantos subsidios por hijo , más vivienda usurpada y alguna changa , son más rentables que un trabajo privado . Estos últimos viven en el pozo , generación tras generación . Acostumbrarse a trabajar es duro , pero a descansar es lo más sencillo del mundo . M.S

Anónimo dijo...

El mercado no es perfecto. Por sí solo, en la tierra humana, no premia igual al mismo esfuerzo y mismo merito. No hay un solo ejemplo histórico que demuestre lo contrario. Si hay mucha teoría. Tomemos un chico de la más remota y postergada Formosa, igual o más inteligente y capaz que uno nacido en el seno de una familia rica de Capital Federal, y difícilmente, salvo un milagro, al finalizar la carrera de la vida, el resultado sea justo.

El caballo del comisario existe, no tiene nada que ver con el esfuerzo personal. Por lo tanto, es fuente de injusticia y no se resuelve solamente con igualdad ante la ley.

No veo porque motivo, entonces, no admitimos una organización humana (Estado moderno, al estilo Australia o Noruega, no el Estado NAZI o el Argentino, hay grises…) que tienda a nivelar las oportunidades que exceden al mercado, más allá de que no se alcance el ideal buscado.

Incluso Hayek contemplo esta posibilidad (creo, cuando habla de estados municipales).

Un abrazo. Mariano

Anónimo dijo...

El mercado es tan imperfecto como el hombre . El hombre sólo puede aspirar a grados de perfección . Pero prefiero lidiar con mil hombres que con un solo burócrata de escritorio soberbio que crea saber lo que necesito . Pero ya es otro tema y muy extenso . M.S