domingo, 13 de agosto de 2017

SELECCIONAR O EDUCAR



En EEUU existe una tradición que es clave para la calidad de sus producciones: las audiciones. La gente concursa para una determinada posición artística bajo un severo jurado que selecciona al mejor.

Pero, claro, el jurado no educa, selecciona.

Otra cosa es lo educativa que pueda ser esa costumbre. Pero lo que quiero decir es que esos jurados no son docentes. ¡Y está bien!

En el ejército sucede algo similar. No todos tienen la capacidad de ser marines de los EEUU. Son sometidos a un severo entrenamiento que más que educar, selecciona a los más aptos. Y está bien. Porque de lo contrario no se puede resistir en el campo de batalla.

De allí para abajo, me pregunto cuántas actividades o carreras que se encuentran bajo el sistema “educativo” formal no son formas de selección más que educación. Los sistemas formales tienen determinadas exigencias. Si alguien se adapta a ellas, ok. Si no, afuera.

Sí, eso pasa aún en estos tiempos de no discriminación e incorporación de personas con capacidades diferentes. Porque esas personas tienen evidentemente capacidades diferentes.

Pero mis ojos siempre se han dirigido a los normales. A ellos yo no los quiero seleccionar. No les quiero tomar un examen, ponerles un dos y decirles amablemente: afuera.

Porque no es esa mi vocación. Mi vocación es educar.

Y eso es diferente.

Yo a todos digo que pueden. Que la filosofía no es fácil ni difícil, sino apasionante. Que la filosofía es para inteligencias normales. Sólo hay que descubrir la pasión que estaba apagada por dentro. Tampoco hay tiempos determinados. No era para 1er año, tampoco para 4to, o sí, o era para 2do del secundario: depende de cada uno. Educar es esperar. O correr a 1000 por hora si alguien corre a 1000 por hora. Pero cada uno es diferente. A quien deja de correr, a quien se detiene agotado, a quien cree que no puede, yo lo espero, le digo que sí que puede, que va a llegar, porque miro a su ser y no a su hacer.  Y ese esperar ya es educar.

¿Es eso para las demás cosas?

No sé, no tengo todas las respuestas. Pero sé que educar es ayudar a descubrir el propio interior y ayudar a seguirlo. Por ende quien, para quien tiene vocación, el educador es un ayudante, es alguien que le ayuda a desarrollar lo que ya tenía dentro, para lo cual se necesita paciencia, espera, empatía, diálogo, apasionamiento, entusiasmo… Y es el educador el que debe adaptarse al alumno, y no el alumno el que debe adaptarse a un sistema determinado.

Ninguna novedad. Es la mayéutica socrática, proclamada pero negada por todos los sistemas formales que seleccionan y dejen afuera a una pléyade de víctimas, de genios invisibles que nunca han podido adaptarse a estupideces, por un sistema que para colmo les dice que ellos son los tontos, en un tiempo que para colmo se llena la boca, hipócritamente, hablando de inclusión.


Educador, tú no eres jurado, no eres juez, no eres fiscal. Si quieres serlo, selo, pero no te llames educador. Porque el que juzga sólo puede juzgar el presente. No, tú no juzgas, tú esperas. Educador, tú no dices no. Tú eres esperanza. 

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