jueves, 6 de septiembre de 2012

BLASFEMIA

Bueno, tenía que pasar. Se comparó con Dios. Cristina Kirchner, como ya dije una vez, tu inconsciente es poderoso. Al menos te ubicaste en 2do lugar: hay que reconocerte esa humildad.
Pero, para colmo, si hubieras dicho que en bondad, en amor, en perfección, primero está Dios, y luego vos, al menos no te hubieras equivocado en cuanto a Dios. Pero también te equivocaste en cuanto a El. Porque a El no se lo teme: se lo ama, y si se lo teme, no es Dios. Está, sí, el santo temor de Dios, pero ello es algo lejano, muy lejano, al temor que quieres que te tengamos, como peculiar objeto de tu deseo.
¿Sabés?, Dios no se impuso por el temor. Se abajó, se hizo carne, y murió en la Cruz. Su reino no es de este mundo y su único poder fue el poder del amor infinito, del perdón, de la redención. Dialogó con todos: con las mujer adúltera, con Zaqueo, con el joven rico, con todos: a todos penetró con la intensidad de su mirada y el misterio de su palabra. Se enojó sólo con los hipócritas: un Cristo al cual, sí, los autoritarios de todos los tiempos han temido y despreciado.
Hoy has hecho, Cristina, lo peor de lo peor que puedas haber hecho en toda tu vida. Has blasfemado. Has comparado tu pobrecito y lastimoso poder, de esos poderes que verdaderamente se imponen con el temor, de esos poderes que recurren a lo peor de lo humano, con Dios. Espero que algún día puedas reconocer tu falta y re-convertirte en humana, en cuyo caso, claro, dejarás de ser la parapetada en el pedestal de tu soberbia. Que Dios perdone tu ignorancia: el Dios con el que osaste compararte lo dijo. Perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Mientras tanto, Cristina, no oses de vuelta compararte con lo in-finito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gabriel,
Tanto tiempo! Bien tu comentario. Aclaro sobre el temor de Dios que es don del Espíritu Sánto: es sobre todo el temor a ofenderlo, más allá del natural temor al castigo eterno.
Abrazo,
Esteban Dufourq