domingo, 10 de abril de 2011

HOMENAJE A JOE KECKEISSEN, POR JULIO H. COLE

RECORDANDO A “JOE KECK”
(Enero 14, 1925 – Abril 3, 2011)

Julio H. Cole (1)



Joe Keckeissen, quien hace poco falleció en la ciudad de Quetzaltenango, fue uno de los primeros profesores de la Universidad Francisco Marroquín y era una figura conocida en esta comunidad académica, tanto en el campus central como en la extensión de Quetzaltenango. Personaje singular, fue muy querido por las muchas generaciones de estudiantes que educó y formó en sus casi cuatro décadas de docencia en Guatemala, su segunda patria.

Para los hispanoparlantes, su apellido era muy difícil de pronunciar y deletrear, por lo que muchas veces sus amigos y conocidos se referían a él por la versión resumida de su nombre, “Joe Keck.” El mismo a veces usaba el diminutivo, y en ocasiones hasta firmaba su nombre de esa manera, en un afán generoso de facilitarle la vida a su prójimo.

Como economista, Joe estaba íntimamente vinculado con lo que se conoce como la Escuela Austriaca, y sus enseñanzas reflejaban los principios y teorías que aprendió de sus propios maestros en esta disciplina, entre ellos el famoso economista Ludwig von Mises, y el no menos connotado Israel Kirzner. Puesto que la UFM desde sus comienzos estuvo muy identificada con las ideas económicas de Mises, muchos pensábamos inicialmente que esta fue la razón primordial por la que Joe se vino para Centroamérica—es decir, suponíamos que vino desde un comienzo para enseñar Economía Austriaca en la UFM. La verdadera historia, como muchas veces sucede en la vida, era un poco más complicada, y para entenderlo hay que conocer un poco sobre su biografía personal. Trataré en estos párrafos de delinear los rasgos esenciales de esta vida singular.

Joseph Edward Keckeissen nació en Brooklyn, Nueva York, el 14 de enero de 1925, hijo de George Wilfred Keckeissen y Rita Grace McNally. Por el lado paterno su ascendencia era alemana, e irlandesa por el lado materno. Recuerdo que Joe se preciaba mucho de su ascendencia irlandesa, y sin duda que su fervoroso catolicismo tiene sus orígenes en la religión ancestral de su familia materna.

Fue hijo único, y lamentablemente el matrimonio de sus padres no fue duradero, ya que se divorciaron siendo él un niño pequeño. Era la época de la Gran Depresión, y puesto que su madre debía trabajar, Joe fue enviado a un colegio internado, administrado por los padres salesianos en Goshen, a unas 70 millas de Nueva York. Posteriormente, ingresó a un seminario salesiano, Don Bosco College, en Newton, New Jersey, donde vivió y estudió por muchos años, terminando sus estudios secundarios e iniciando sus estudios universitarios.

Terminó su pregrado universitario en las instituciones salesianas, y es muy probable que hubiera continuado con sus estudios religiosos hasta ordenarse como sacerdote, pero entonces intervino el azar, ya que fue llamado para el servicio militar durante la Guerra de Corea, en 1950. Puesto que era graduado universitario, no fue enviado directo al frente, sino a la escuela de oficiales (“Officer Candidate School”), y luego recibió entrenamiento especializado en el área de artillería, y en la escuela de paracaidismo. En efecto, Joe sirvió en una de las ramas más especializadas del ejército: la artillería aerotransportada. Esto nunca dejaba de causar sorpresa entre las personas que se enteraban de este dato, ya que Joe en su aspecto físico era, si posible, la persona con menos aspecto militar que uno pudiera imaginar. No obstante, como todo lo que hizo en su vida, desempeñó muy bien este cometido, y la vida militar llegó a ser una segunda carrera para este sencillo y diminuto salesiano. De hecho, permaneció vinculado al ejército como oficial de reserva hasta su jubilación en 1985, con el grado de teniente coronel.

Sirvió con distinción en Corea, durante las etapas finales del conflicto, y al finalizar su servicio activo se valió del “GI Bill” para estudiar administración de empresas en la Universidad de Columbia, donde obtuvo su maestría en 1955. En Columbia tuvo entre sus maestros más destacados a Joel Dean, autor de un famoso texto de economía gerencial. La Escuela de Negocios de Columbia era entonces—y sigue siendo—un centro de alto nivel académico, y sin duda obtuvo allí una excelente preparación técnica. Pero su viraje hacia la economía teórica vino después, cuando tomó cursos de doctorado en la Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York, y tuvo la oportunidad de asistir a los famosos seminarios de Ludwig von Mises. Para su investigación doctoral, que realizó bajo la dirección de Israel Kirzner, Joe hizo un recuento comparativo de cómo fue evolucionando el concepto de “ley económica” a lo largo de la historia del pensamiento económico. Se trata de una investigación sumamente erudita y detallada, y creo que debería traducirse y publicarse, ya que no existe un trabajo comparable en nuestra lengua. Futuras generaciones de economistas sin duda podrían beneficiarse de los conocimientos allí plasmados.

Joe terminó y defendió su tesis doctoral en 1976, pero ya para entonces llevaba muchos años de residencia en Centroamérica. Primero llegó a El Salvador, invitado por el Padre Ambrosio Rossi, quien fue su maestro en el seminario salesiano, y con quien había restablecido contacto después de muchos años. El Padre Rossi entonces trabajaba en El Salvador, y le propuso a Joe que regresara con los salesianos. Así lo hizo, y en diciembre de 1962 llegó a San Salvador para ponerse a las órdenes del Provincial de los Salesianos para Centroamérica. Algunos años después, conoció al Padre Angel Roncero, salesiano también y uno de los fundadores de la Universidad Francisco Marroquín. Al enterarse de que Joe había sido alumno de Mises, el Padre Roncero inmediatamente comprendió que la “ventaja comparativa” de Joe era mucho mayor enseñando economía en la UFM que permaneciendo en El Salvador como maestro de secundaria.

Así fue como Joe llegó a Guatemala y a la UFM, y esto fue hace casi cuatro décadas. Desde entonces, logró balancear y llevar adelante tres carreras simultáneas—como militar, como religioso y como economista académico—ganándose el aprecio y el respeto de cuantos lo conocieron y tuvieron el privilegio de interactuar con él en las diversas facetas de su personalidad. En 1989 la UFM le otorgó el grado honorífico de Doctor en Ciencias Sociales, un honor que siempre apreció. Los salesianos también siempre lo apreciaron y valoraron, y toda su vida él mantuvo una entrañable relación con esta orden religiosa. A este respecto quiero citar de un artículo publicado recientemente por el Lic. José Molina Calderón (y del cual he tomado algunos datos biográficos para esta nota). Nos dice el Lic. Molina que Joe le confesó un día:

“Siempre estuvo en mi interior el deseo de ser salesiano; trataba de vivir su espíritu y colaborar de mil maneras con la obra salesiana. Por eso, en 1986, después de un retiro, tuve la idea de pedir volver a la Congregación. Mi antiguo maestro de novicios me apoyaba; lo mismo, muchos otros salesianos. Y ahora, este 8 de septiembre de 1990, he tenido la dicha de poder emitir los votos religiosos, otra vez después de tantos años de destierro” (“Un economista en Quetzaltenango,” Prensa Libre, Dic 22, 2010, p. 25).

En los últimos años de su vida, Joe compartía su tiempo entre Quetzaltenango y la Ciudad de Guatemala, impartiendo cursos universitarios en ambas ciudades. En Octubre del 2010 sufrió un derrame cerebral que lo dejó incapacitado, y luego de una larga enfermedad finalmente descansó durante la noche del 3 de abril, 2011.

Joe Keck fue un devoto católico, un soldado valiente, y un gran economista. Cómo lograba combinar estas tres facetas tan diversas es un misterio para quienes lo conocimos y admiramos. Además de todo esto, era un apasionado defensor de los ideales de una sociedad libre.

Adiós, querido Joe. Lo recordaremos siempre.


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(1) Profesor de Economía de la Universidad Francisco Marroquín.